“El psicoanálisis es realmente una terapia como las demás.
Tiene sus triunfos y sus derrotas, sus dificultades, limitaciones, indicaciones.”
Sigmund Freud.
Me han preguntado varias veces, personas no relacionadas al área de la salud, sobre lo terapéutico de ciertas actividades: ¿hay actividades que puedan aliviar su malestar?, ¿es realmente necesario hacer terapia?, ¿hay otras intervenciones que hacen un efecto terapéutico?
También he leído extensos debates y denuncias sobre la intrusión en el área de la psicología. Se hace referencia a personas que se dedican a otras áreas que se hacen llamar terapeutas y se destaca el supuesto uso incorrecto de esta denominación. La palabra terapia o lo referido a lo terapéutico es un término muy popularizado. No hace falta ser profesional para hacer uso de ella, pero en esta ocasión me pareció pertinente aclarar ciertas cosas.
De la terapia
La palabra terapia viene del griego therapeia, la cual se traduce como tratamiento. Está formada con el verbo therapeuein que se traduce como cuidar, atender, aliviar. De este origen entonces derivan los diferentes usos que se le ha dado a la palabra.
Actualmente, existen numerosos oficios y profesiones dedicados al tratamiento del malestar humano. Algunos derivan del área de la medicina; como la radioterapia, quimioterapia, farmacoterapia y kinesioterapia. Otras del área ocupacional como equinoterapia, arteterapia, musicoterapia. También se encuentran las terapias alternativas que van desde la acupuntura y la quiropráctica, hasta la meditación y el yoga. Otras quizás más esotéricas que prefiero no mencionar.
Finalmente, lo terapéutico abarca las distintas formas de abordar cada malestar de acuerdo a cada persona padeciente de ese malestar, no de un único y universal tratamiento para todos.
Tratamientos del malestar
A lo largo de la historia de la humanidad se ha buscado explicar y aliviar el malestar. Desde el pensamiento filosófico, luego con la aparición de la medicina y los avances científicos hasta el uso de la tecnología, se ha apuntado al bienestar y a la mejora de la calidad de vida.
La sociedad contemporánea, nos exige responder a los ideales de felicidad, productividad, autonomía, entre otros. Si bien se ha hecho un esfuerzo por despatologizar ciertas manifestaciones sintomáticas, cambiando algunos criterios diagnósticos y considerando otras técnicas de abordaje, no deja de ser la exigencia de la inmediatez el centro de toda deshumanización, que sostiene las nuevas formas de malestar.
El malestar sigue siendo considerado un obstáculo, un impedimento para alcanzar ese “bienestar supremo y absoluto”. Enfermarse está casi prohibido, sentir tristeza o enojo no está bien, descansar es pérdida de tiempo. Todo esto a grandes rasgos. La contraparte, son las diversas formas de tratar ese malestar. Cuanto más exprés, mejor, para recuperarse rápidamente, no perder tiempo, no bajar productividad, no depender de nadie y no dejar de ser feliz.
De la psicoterapia a la terapia psicoanalítica
Las psicoterapias ofrecen un número de sesiones para tratar un determinado conflicto, se estima el uso de determinadas técnicas de intervención y se prevén los resultados. De no observarse un cambio, se considera que el paciente no se esforzó lo suficiente durante el proceso o que el daño es irreparable.
Si bien el psicoanálisis conserva su vigencia y sigue demostrando sus efectos, en la actualidad se discute acerca de lo terapéutico. Se cuestiona sobre el tiempo requerido para encontrar resultados y algunas otras críticas respecto al método o tipo de intervenciones de algunos analistas.
Lo terapéutico en psicoanálisis se produce a través del trabajo subjetivo mediante el uso de la palabra. De esta manera, en palabras simples, se apunta a la reducción del sufrimiento del sujeto, sabiendo lo imposible de su eliminación. Se trata entonces de mejorar la posición del sujeto frente a su malestar y de poner sus propios recursos al trabajo.
“…la acción analítica implica operar sobre los recursos del sujeto para enfrentarse con lo real del trauma, con lo imposible de curar para enfrentarlo de un modo menos sufriente…”*
El psicoanálisis nace como terapia, pero no se reduce a ello. En resúmen, no se trata de adaptación ni de bienestar, se trata de darle lugar al deseo del paciente, a eso más singular e íntimo de la experiencia de vida de cada uno.
*Rubistein, A (2009). Los efectos terapéuticos del psicoanálisis. Facultad de Psicología – Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires. Disponible en: https://www.aacademica.org/000-020/713.pdf

Psicóloga Clínica de orientación psicoanalítica.
Experiencia en el área de salud mental con niños, niñas, adolescentes y adultos. Intervención y tratamiento de las distintas manifestaciones de malestar subjetivo: angustia, depresión, ansiedad, somatización, dificultades en la socialización, entre otros.