Am(arte): el lenguaje del amor

“¿Es el amor un arte? En tal caso, requiere conocimiento y esfuerzo.”*

Así Erich Fromm abre su primer capítulo de “El arte de amar”. El autor compara el amor con el arte, afirmando que se debe aprender. Es como un lienzo, que va tomando forma según nuestras experiencias de vida.

¿Se aprende a amar? 

Si no te han enseñado a amar, te tengo una buena noticia, aún puedes aprender. Con lo que aprendemos del otro aprendemos “la técnica” que vamos a reproducir. Por ejemplo, si es una técnica desordenada, evasiva, agresiva es muy probable que repliquemos la misma en nuestros lienzos. 

Ahora imaginemos que esos lienzos son cuerpos, el nuestro propio y el de las personas que pretendemos/queremos amar. En nuestra obra trabajamos en lo que queremos plasmar, sublimar e incluso comunicar a aquella persona que será el espectador o nuevo dueño de nuestra obra. 

Si es un cuadro que pinté mientras estaba contenta, alegre, emocionada e ilusionada, eso fácilmente se visualizará en mi producto. Al contrario, si mi estado mientras pintaba era sombrío, con tinta de  melancolía y aislamiento, mi espectador se verá trasladado hacia aquel lugar oscuro en el cual yo estaba y posiblemente también se sienta solo.

¿Quién te enseñó a amar? 

Nuestro primer contacto con el mundo externo es nuestra madre y mientras crecemos la figura del padre va cobrando mayor presencia. Estos dos seres van a ser los encargados de darnos las primeras pautas de lo que es el amor. Desde el deseo de ser madre o padre ya se instaura una medida de amor y un lugar en el mundo para el hijo. Así, cuando nacemos, lo que dicen de nosotros, dónde nos posicionan y la forma en la cual nos muestran afecto va a determinar lo que nosotros internalizamos como amor.

Si los padres muestran afecto desde la palabra, el comportamiento y el trato probablemente, el hijo responda de una forma similar con sus figuras de amor. 

En otro caso, si en el hogar no se pronuncia un “te quiero”, un “te amo”, pero se compran constantemente regalos y premios, se aprenderá que el amor es algo material, que se puede comprar.

Así mismo, Si en casa el diálogo diario se basa en gritos, descalificativos, insultos, manipulación  y amenazas, la persona aprenderá que ésta es la forma de transmitir el amor, este será su lenguaje familiar.

Una forma particular de amar

No debería sorprendernos que hay mujeres y hombres que no logran salir de relaciones con vínculos poco saludables; pensar que muchas veces se los juzga cuando los escuchamos decir “es que dice que me ama”. Lo que no sabemos es que ellos realmente lo creen y esa es la razón por la que se quedan. ¿Cómo no creerles si esa ha sido la única realidad en su vida?, y tal vez no han tenido otra experiencia de amor, una que cura, sana y no agrede.

En varios sujetos se puede evidenciar que cómo fueron amados, amarán. No podemos hablar de una técnica correcta y absoluta de amar, puesto a que a pesar de que el lenguaje es universal, cada sujeto maneja su propio lenguaje cuando se trata del amor. De ahí la dificultad del que no se siente amado ante un otro que no logra descifrar. Yo amo de una forma, tú, él, ella de una manera distinta. Eso no quiere decir que amen menos o más, simplemente da cuenta de modos distintos de demostrar y recibir amor.

He aquí la importancia de resaltar que el amor se aprende, si lo comprendemos desde esa perspectiva, eso nos posibilita una oportunidad de cambio, en donde se puede amar desde otro lugar, no desde el que se aprendió en casa, sino desde el tipo de amor que se quiere dar y recibir; uno que genere una sensación de bienestar y pertenencia desde una propia forma particular de amar.


*Erich Fromm. “El arte de amar” pág. 17. Editorial Paidós,  edición 2014.

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3 comentarios sobre “Am(arte): el lenguaje del amor”

  1. Excelente artículo ! Muy buena descripción del significado particular del amor y cómo podría modificarse. ¡Estamos siempre a tiempo de aprender! ❤️?

    1. Eso es lo más valioso, que aprendemos día a día, los seres humanos estamos siempre en movimiento y esa es una gran ventaja; el no ser un ser estático nos permite generar cambios a través de la experiencia y en definitiva ¡nunca es tarde para amar y ser amado como nos merecemos! Gracias por tu lectura y tu comentario Milagros.

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